¡Albricias! Lo que parecía imposible sucedió y vimos en Las Ventas una novillada decente. ¿Qué digo decente? Interesante y buena. Los culpables fueron los novillos lusos de Couto de Fornilhos, que en mayor o menor medida lucieron su casta. El mejor, para mí, el quinto, que no paró de embestir y cada vez lo hacía con mayor codicia. El segundo, el más mansurrón. El galán, el primero, el de la foto, que nació en septiembre de 2003 (cuatro añitos cumplidos) y pesó 480 kilos.
Con ellos toreó el colombiano Santiago Naranjo. En algunos momentos lo hizo muy bien y pedirle más de lo que vimos sería exigirle como a un maestro. Otro torero al que me agradaría volver a ver.
Entrando a matar al sexto recibió una cornada en el muslo derecho y no consintió que se lo llevaran a la enfermería en volandas. Aguantó la muerte lenta del novillo, saludó para agradecer la ovación y se fue por su propio pie, cojeando, a la camilla en la que lo operaron en la misma plaza. Su pronóstico fue fijado como "menos grave", pero el chaval llevaba 15 centímetros de pitón metidos en su breve anatomía. Servidor, con mucho menos, habría pedido dos meses de baja.
¿Sólo dos meses de baja? tiene usted alma de torero, servidor hubiera pedido la baja indefinida.
ResponderEliminarSaludos de un admirador de su fotografía.
Bueno, quizás lo de los dos meses lo escribí en un momento de optimismo irrefrenable.
ResponderEliminarSaludos, amigo Costillares.