
Creo que es la primera vez que veo desarrastrar un toro, entendiendo por desarrastre traer de nuevo al novillo del patio del desolladero.
El presidente tardó en sacar el pañuelo, tanto que lo hizo cuando los mulilleros enfilaban a toda velocidad el portón. Timoteo, el alguacil, corrió tras ellos, pero la falta de ABS y de dirección asistida en el tiro de mulillas hizo imposible rectificar a tiempo.
Por otra parte, el novillo fue de dulce en la muleta, pero lo de la vuelta al ruedo... pelín exagerado.
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