Ya sabéis que llevo todo el invierno un poco despegado de los toros. Reconozco que el baloncesto me da más alegrías, pero es que los titulares de los portales taurinos de hoy, a toda página, me han hecho gracia. Perdón.
Se congratulan ambos de que uno de los etarras detenidos fue como candidato en un partido antitaurino. Con ello y la abultada tipografía que utilizan y algún argumento en el interior de los artículos dan por sentado que antitaurinismo y terrorismo son poco menos que la misma cosa. O que al menos existe entre ellos una relación que va más allá de este sujeto detenido en particular ¡Vamos ya!
Desde la presentación de la ILP, además, se han dedicado a sacarle negocios (supuestamente) turbios a uno de los abanderados de la iniciativa. Un señor italoargentino que tenía sus
bisnes, poco más o menos como todo hijo de vecino, quizás un poco raros, pero no recuerdo que parecieran especialmente escandalosos. Como en el toro todo está limpio de blanco nuclear, mucho mejor buscarle las vueltas a los antitaurinos, que son los que se llevan al público de las plazas, no el supino aburrimiento que se genera en el 90% de las tardes de toros. Eso no, porque además debe de ser mentira. Basta con ver la enorme cantidad de rabos y orejas que se cortan todas las tardes de toros.
Aparte de dar palmas con las orejas por la bajeza moral de los antitaurinos, no he leído durante el invierno una sola línea “oficial” en la que se proponga una medida seria para la defensa de la fiesta. Lo mejor, lo más sensato, creo que se lo leí a
Javier Cercas (ilustre NO aficionado) no hace mucho. Venía a decir que la tauromaquia tiene sentido porque dignifica en una contienda igualada la muerte del toro. Tomaba prestado el argumento de Mario Vargas Llosa (ilustre aficionado). A mí eso me ha parecido siempre la clave, lo de la contienda igualada. La tendencia, no de ahora, sino de hace tres siglos, es la contraria por el lógico instinto de conservación de los toreros, pero digo yo que alguna vez habrá que revertirla si queremos que esto nos dure (un poco más). Entre otras cosas, porque cuando no quede un solo resto de emoción tampoco quedará un solo espectador. Se habrán ido todos al cine. O a ver al Estudiantes para volver a experimentar un poco de angustia y sufrimiento.
Foto en vías de extinción: las-ventas.com
Hablando de contiendas igualadas. Daniel Luque se va a encerrar en solitario en Las Ventas con seis ejemplares bovinos de las acreditadas ganaderías de Juampedrodomé, El Puerto de San Lorenzo y Núñez del Cuvillo. ¡Toma gesta! El chico también va a la Beneficencia y a otro cartel de campanillas. A mí me parece un poco exagerado, la verdad. También es cierto que uno de los pocos toreros que ha demostrado ambición (desmesurada) últimamente ha sido Daniel Luque.
Daniel Luque
Vuelve José Tomás a Las Ventas. Objetivamente, es una gran noticia. Vuelve con toros de Victoriano del Río y El Ventorrillo. No son Miuras ni Palhas, pero de lo que hay, es de lo mejor. Victoriano del Río ha echado grandes toros en Madrid y de El Ventorrillo tenemos buenos recuerdos. En cada cartel viene con un joven aspirante al trono con triunfo más o menos reciente en Madrid, más Castella que Talavante, y con un ilustre veterano. Mucho más El Fundi que Manolo Sánchez, claro. Reventa descomunal, atención exagerada de los medios, aluvión de orejas, petición de rabos por parejas y declaración universal de momentos históricos. Aproximadamente, así será la cosa. Queda por despejar la incógnita principal: si lo que ocurrirá en el ruedo justificará todo lo anterior. Ojalá que sí.
La última vez que vimos a José Tomás en Las Ventas
Me jode este tonillo editorialista porque no me pega nada, pero es que las cinco columnas dedicadas hoy a la evidente, innegable e intuida estrecha relación entre el terrorismo y los antitaurinos ha desatado al charlatán que llevo dentro. Disculpen las molestias.