Algunos amigos que incomprensiblemente siguen pasando por aquí después de unos pocas años me dicen que tengo abandonados los toros y me sugieren con dulces palabras (“¿es que ahora sólo te vas a dedicar al baloncesto de los…?”) que vuelva a ellos. Yo, en realidad, también he llegado a pensar que los había abandonado. Después del sábado sé que no es verdad. Yo jamás los he abandonado, fueron ellos los que me dejaron a mí tirado. Creo que todos sabemos de qué hablo.
La tarde del sábado no fue, ni de lejos, histórica, por muchos despojos que se cortaran (que encima pudieron ser hasta dos más si Morenito mata y Juan Mora no se enreda con el cuarto), pero fue intensa, emocionante, diferente.
Para empezar, no sonó ni un aviso. Y muchos se preguntarán qué narices tiene eso que ver con la intensidad, la emoción y todo eso. Pues yo no lo sé, pero una de las diferencias entre las dos orejas de Juan Mora y los tostones que vienen ofreciendo los siete magníficos, por ejemplo, fue la brevedad. La mítica docena de pases que sirve, se dice, para cortar orejas en Madrid; pues eso fue lo que hizo Juan Mora. Compárese esa docena, por favor, con los miles de derechazos poderosos, técnicos y capaces de los pererascastellasponcesydemás.
Si esto no es naturalidad es que ese concepto no existe
La otra diferencia, para mí la fundamental, fue la naturalidad. Desde que entró en la plaza, como ya hizo en San Isidro, Juan Mora parecía un maestro convencido (esta teoría la cuenta mejor Lorca) de que lo suyo es otra cosa. La forma de echar el capote, aunque luego salga un churro, de llevar el toro al caballo, de coger la muleta, de andarle al toro y de, vertical y relajado (pero no relajado de “ahoravoyymedesmayo”, como decía Vidal, sino de verdad) pegarle sin que se entere el toro una docena de naturales extraordinarios. De lo de llevar el acero y matar al toro exactamente cuando le pide y no después del paseíto, el buchecito de agua y el paseíto de vuelta, para qué hablar.
No se trata ahora de hacer que Juan Mora es el paradigma de torero, la esencia única de la fiesta, pero sí, creo, de aprovechar para que la fiesta se parezca un poco más a lo del sábado donde no había grandes figuras ni una ganadería de garantías. De hecho, la corrida Torrealta no pasó de vulgar. A la vulgaridad se sobrepusieron los toreros con su falta de ella. Mágico, la verdad.
Y esa torería de Juan Mora tiró de sus compañeros. Curro Díaz, el Curro de tantos aficionados de Las Ventas, el de los pingüis y las oportunidades perdidas, se apretó las tuercas y se puso a torear, sobre todo al quinto, que le anduvo siempre cerca de la entrepierna. Pensaba yo hace poco en los naturales de frente, con los pies juntos, que de vez en cuando daba Pepín Jiménez. Aquello nos dejaba un regusto en el corazón taurino y semanas de discusión sobre si se podía o no tener profundidad toreando de frente con los pies juntos. Yo nunca terminé de saberlo, pero sí sabía que aquello me gustaba. Era diferente. Pues mira tú por donde, va Curro Díaz y se pega la versión artística del arrimón pegando naturales de frente con los pies juntos. Aparte, ejecutó el volapié como le gusta a mi amigo Joaquín, sin saltos, sin salirse, volcándose y haciendo la cruz.
Morenito de Aranda también fue otro torero después de Juan Mora. No sé si exagero si digo que sus naturales al sexto fueron los mejores del año, los más largos, los más rotos. Seguro que exagero porque son los últimos. Me gusta este torero. También es diferente, con el capote y con la muleta. Creo que con los años va a crecer mucho, en cuanto se relaje y deje que le salga el toreo. Ojalá. Además, sale muy bien en las fotos.
Mató de un bajonazo infame y se quedó hundido, pero la tarde ya estaba echada. La mejor del año, sin duda. De un año en el que en realidad en Las Ventas hemos vivido de diez minutos, diez, de Morante, otro torero diferente.
Juan Mora cambió a sus compañeros, pero dudo mucho que cambiara nada más aparte de sus contrataciones para la feria del año que viene. Los siete del ministerio, los siete representantes del toreo son, casi, lo contrapuesto a lo que vivimos el sábado. Que sí, que son las figuras, pero con ellos, salvo escasas excepciones, emociones, las justas.
En ese grupo hay toreros que jamás serán capaces de hacer lo que hizo Juan Mora porque es sencillamente imposible, no lo llevan dentro. No pasa nada, esos toreros, grandes toreros muchos, deberían buscar la emoción y la diferencia en el toro, enfrentándose a los más duros, a los más exigentes. Sin embargo, año tras año, tarde tras tarde, se enfrentan a las mismas ganaderías, las de garantías, que aseguran tostones como los de la Feria de San Miguel o el pasado San Isidro, sin ir más lejos. Habrá gente a quien le guste eso, y hasta que lo cante, pero es que hay gente muy rara. O, más taurino, “hay gente pa’tó”.
Todo este coñazo venía sólo a decir que no, que no he abandonado los toros y que para que no los abandonemos todos, que es lo que se merecen tantas veces, sólo tienen que pasar cosas como las del sábado. Nada de corridas históricas. Mira la que montaron tres toreros modestos con una corrida vulgar. ¿Habrá tomado nota alguien aparte de los aficionados y los cuatro cronistas a los que por decir la verdad se tacha de antis? Mira que lo dudo. Ojalá me equivoque.
Disculpen ustedes la inaceptable extensión y la pedantería, pero es que después de casi dos meses sin decir una palabra de toros, parece que lo echaba en falta.
P.D.: El corrector automático del Word ha intentado cambiarme “Pepín Jiménez” por “Pekín Jiménez”. Y lo ha hecho dos veces. Qué poca vergüenza.
Como sabeís de sobra, hay mogollón de fotos más en Las-ventas.com.
5 comentarios:
El día que tú abandones los toros... yo abandono contigo.
Gracias.
Qué post más rechulo.
Susa
Totalmente de acuerdo con lo de los 7 magníficos, algunos incluso renuncian a anunciarse en Madrid, pero son las "figuras".
Sigue con los toros.
Un saludo
La tarde del pasado sábado ha valido, entre otras cosas, para que hoy nos volvamos a emocionar con tu brillante post. Estoy con Susana...me uno a la marcha si lo dejas. Siempre Gracias!!.
Gloria. Murcia. (Tierra de P. Jiménez)
Es que hay TOREROS y figuras...
Entre ellos hay una distancia como de Madrid a Pekin (Jimenez).
Mora es de los primeros y Andres Vazquez también ( creo que le pusieron un azulejo).
Para que usted regrese a los toros necesita toreros. Parece una chorrada pero no sabe cómo le entiendo. Un saludo
Extraordinario. Yo te aguanto lo largo, lo pedante (qué no lo es) y lo que haga falta. Además, se ajusta a lo que yo vi aquella tarde, criteri subjetivo claro está, pero es lo que ví y lo que fotografié. Recuerdo ese 2 de octubre como una de esas tardes que no se olvidan. Saludos monstruo.
Publicar un comentario