martes, 25 de octubre de 2011

La última Puerta Grande

Antonete-3

La última Puerta Grande de Antoñete fue más o menos así para mucha gente.

Antonete-4

Casi imposible sacar una foto. Casi imposible ver el féretro, despedirse a gusto del maestro.

Antonete-2

Me habría gustado vivir esto como aficionado. Metido en el jaleo del trabajo apenas me di cuenta de nada. Sólo de la gente que nos increpaba por levantar una nube de cámaras delante del féretro. Tenían razón.

Cuando todo terminó me quedé un rato por la explanada. Allí quedó algún torero atendiendo a los medios o a los aficionados, otros charlaban entre ellos. Juan Mora, con José Antonio Campuzano, veía cómo se iba el coche con los restos del maestro pero su mirada iba mucho más lejos, como si se estuviera yendo una época entera del toreo.

Me encontré con algunos amigos. "Nos quedamos sin referentes", me dijo Yolanda. Y tiene, como siempre, razón.


4 comentarios:

Alpada dijo...

Pues creo que ahora es cuando el maestro, para "la gente" en general, se ha convertido en un referente. En este país siempre pasa lo mismo, los reconocimientos, medallas y demás, siempre son a título póstumo.

Obviamente para el aficionado se va un auténtico referente, pero entra en esa amplia lista de toreros de leyenda, los cuales siempre serán referente en cada época de la tauromaquia.

Anónimo dijo...

Pues por una vez, creo que una de las cosas que jodió la despedida fueron los fotógrafos, y esa marea de cámaras delante del féretro.

Necesarias, seguro que si. Oportunas, para nada.


Un saludo.
Álvaro D.

manon dijo...

Completamente de acuerdo, Álvaro. Estuvo muy mal hecho. Y la capilla ardiente, también. Faltó organización y previsión, pero como son cosas que, por suerte, no pasan a menudo, no hay un plan. Se habría podido solucionar con un par de altillos en los que nos hubiéramos puesto y así la gente habría podido despedirse a gusto.

Yo creo, Alpada, que Antoñete es un referente desde hace ya muchos años para los aficionados. "La gente" en general no cuenta para este caso.

Saludos.

Enrique Martín dijo...

Se va un maestro u muchas más cosas. Se va una época y una forma de entender esto del toro. Y lo peor es que los herederos o son muy pocos, escasísimos, o tienen muy poco predicamente entre "la gente".
Un saludo