Los medios abren con las anécdotas. Los enfrentamientos, los exaltados, las barricadas, el fuego y un poquito de sangre. La del menor, cuanto menos, es para ponerse a pensar. Toda la demás también.
Peligrosas abuelas antisistema
La realidad son los millones, cientos de miles (o unas docenillas, según nuestra querida delegada del gobierno) de personas pacíficas que se manifestaron pacíficamente para demostrar su necesaria y santa indignación. Ellos son la noticia, creo yo, pero en los periódicos sólo los he visto, y no en todos, en pequeñito, muchas páginas por detrás de las fotos del Apocalipsis.
Padre e hija en actitud claramente amenazante
Señora fuertemente armada
No. Y mil veces NO. Así, NO.
Personal médico pidiendo por la fuerza la expropiación de los recursos de las clases pudientes.
Al paso que va la historia, infante con futuro dudoso.
Y todo esto que está pasando no es más que un manifiesto robo.
Pues sí, un robo. Si el dinero, como la energía, ni se crea ni se destruye, sólo se transforma, no es difícil intuir dónde está la pasta que antes tenían el estado y el pueblo. Espero que las compras de coches de lujo sean suficientes para reactivar el consumo porque si no, el sistema se nos va al carajo. Que igual es lo deseable, por otra parte.
Entre tanto, El País, ese casi difunto diario, le da una página enterita a Emilio Botín al día siguiente de la huelga. No había otro día, no, para que nos informara de que no hay plan B, de que esto son lentejas. De Guindos, el ministro que se parece a Gargamel, pero que es mucho más peligroso, dice unas páginas antes exactamente lo mismo.
Entre tanto, El País, ese casi difunto diario, le da una página enterita a Emilio Botín al día siguiente de la huelga. No había otro día, no, para que nos informara de que no hay plan B, de que esto son lentejas. De Guindos, el ministro que se parece a Gargamel, pero que es mucho más peligroso, dice unas páginas antes exactamente lo mismo.
Menos mal que el humor viene en nuestro socorro en la siempre hilarante portada de La Razón. Lástima que tamaña falta de vergüenza no tenga ni puta gracia.
El Mundo y ABC tampoco lo han hecho mal en sus portadas.
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