Mis fotógrafos favoritos (VI): Javier Arroyo

La actualidad taurina me ha mantenido un poco apartado de la sección favorita de mi blog. Mis disculpas para aquellos de mis 18 lectores que compartan mi predilección.



Este chico, con cierto aspecto de dandy en una excursión africana, es Javier Arroyo, un tío que hace unas fotos estupendas, como enseguida vais a ver.



Lo suyo es la intimidad de los toreros, los sentimientos que los ocupan segundos antes de hacer el paseíllo.



Como se observa fácilmente, todo en estos retratos apunta al interior del matador que, con su luz, parece un ser especial. Al fin.



Nada de manoletinas, serpentinas o revoleras. Javier prefiere los instantes de la capilla antes que un lance. Es un fotógrafo taurino al que no le hace falta la presencia física del toro.



El protagonista de la fiesta está en la cabeza y en los rezos de los protagonistas de sus fotos.



Luego es un fantástico fotógrafo de campo (y atípico).



Que sigue prefiriendo fijar instantes emotivos, como el adiós del hombre del campo a su toro, que partirá en breve para la plaza.



Han sido muchos años de desvelos y trabajos para que todo en su vida sea perfecto.



Por suerte, para el hombre, siempre quedan más toros al otro lado de la cerca y fotógrafos que saben captarlo con una mirada distinta.