Perera y Castella a hombros en Colmenar

Esto empieza por el final. Ayer, en Colmenar, una plaza supuestamente exigente, salieron a hombros dos figuras del toreo moderno. La virgen lo que me pude aburrir. Es obvio que he perdido la sensbilidad o, cuanto menos, la afición.

"El Juli", sin embargo, se lo pasó de lujo. También anduvo por allí, viendo la corrida, Daniel Luque. Los dos torean esta tarde con "El Fandi". Eso sí que va a ser el acabose.

Domingo Navarro

Menos mal que siempre hay un amigo que te hace más agradables las tardes.

Castella, antes de empezar, disfrutaba del airecito de la sierra.

En el rincón de Perera mientras tanto parecía que olía mal.

Pero luego ya se pasó y recuperó la sonrisa. Menos mal.

Abría el cartel un tal Luis Francisco Esplá. No cortó nada, pero, de verdad, lo que me gustó de la tarde lo hizo él. O mejor, lo llevaba él. Es la forma de estar, de andar, de poner la muleta, la naturalidad, el sentido de cuanto hace. Hay gente que le llama ratonero y algunas cosas peores. Pues vale. Quédense ustedes con los x primeros del escalafón y que lo pasen bien.

El protagonista de la foto de arriba no es Esplá, que sin salir mal no resiste la comparación con el fotógrafo que está justo detrás de él.

No me gustó, lo reconozco, verle poner un par al violín. No me había pasado nunca.

La corrida fue de Luis Algarra.

Un puyacito y a otra cosa.

Castella se preguntaría qué hacer con aquello. ¿En qué idioma se lo preguntará? Maldecir, maldice en castellano, de eso puedo dar fe, porque ayer se acordó con feas palabras españolas de la vaca que parió a uno de sus toros.

Pues lo que hizo con su segundo, después de no tocar pelo con el primero, fue asegurar el marcador. Primero lo brindó, que siempre gusta a la afición local.

Y luego se metió entre los pitones. El arrimón también suele gustar, más si va acompañado de circulares y cosas así.

Perera no podía quedarse atrás en la pelea estadística, así que con el sexto toro, sobrero al que en la tablilla creo yo que le faltaba una hache, tiró de un repertorio más o menos parecido.

Aquello fue un puro abuso. Un tío con ese (supuesto) poder lidiando esos toros, a mí, que me perdonen, me parece que tiene poco interés. ¿Se apuntará alguna vez a lidiar otra cosa? No digo yo todos los días, pero de vez en cuando.

Al final unas manoletinas para amarrar, una estocada efectiva y las dos orejas al esportón. En realidad se las tiró al público, lo mismo que Castella. La siguiente escena ya es la que abría este larguísimo post, más largo aún si se tiene en cuenta lo poco que hubo que contar.