jueves, 16 de octubre de 2008

Aquella tarde de los saltillos

Valentín Mingo, en el reconocimiento de la novillada de José Joaquín Moreno Silva que se lidió el 7 de septiembre en Las Ventas. ¿Os acordáis? El novillero se pasó por los corrales y se llevó unas fotos de los novillos de recuerdo. Jamás pensó que no se le olvidarían en la vida. Sin necesidad de fotos. El que lleva la camisa verde es Roque de Vega, su peón de confianza, que fue herido por la tarde banderilleando al primero.

La novillada discurrió así gran parte del tiempo. Mingo tuvo que matar cinco de los seis novillos por las cogidas de sus compañeros.

Valentín Mingo

Mingo terminó como me imagino que suele uno terminar de algo así: reventado.

La tarde fue épica. A unos les pareció el reencuentro con la fiesta y a otros un espectáculo casi arqueológico que hay que desechar. Si tengo que elegir, me alinéo con el primer bando. ¿Vosotros?

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Sin duda me alineo con los del primer grupo, que vuelvan.

Anónimo dijo...

Me alegro que vuelva a recordar aquella tarde, yo me acuerdo de ella todos lo dias. Sin lugar a duda aquella fue una tarde que creia que nunca podria volver a ocurrir. Como nosotros,creo que hay todavia mas gente que defiende la novillada y por tanto defiende una fiesta íntegra.Creo que se ha ganado a pulso su vuelta colocado en mejor lugar... Y yo me alegro de ello..
Pd: Al ver cosas asi,me alegra el dia. Es usted un artista. Enhorabuena.

Jorge-George Olmos dijo...

Que buena la foto del torero destrozado de cansancio me encanta

Esperamos que eset Invierno nos lo alegres con tus fotos y relatos

Un abrazo

Unknown dijo...

¡Cuánto dices en la última frase!

...yo también

Saludos

Anónimo dijo...

Por supuesto, estoy con los del primer grupo. Recuerdo esa novillada con gran emoción y añoranza, pues fue el reencuentro con una Fiesta ya desaparecida, auténtica, íntegra, sin adulterar, sin esos toros "artistas" que incluso antes de ir al caballo ya no pueden ni con el rabo, una novillada de cuando todos los toreros eran diferentes y los toros, mejores o peores, tenían movilidad y casta. La inmensa pena es que pueden pasar muchos años hasta que veamos otra igual. Como sería de interesante, que incluso esos turistas orientales que empiezan a irse en el segundo toro se quedaron todos hasta que arrastraron al último novillo.
La foto de Valentín Mingo agotado por el cansancio tras la corrida quizás sea la mejor fotografía taurina de este año. Merece un premio.

Anónimo dijo...

La ultima es la pera, Manon!

F.Moreno dijo...

Yo no la ví, pro me dice que ue benísma, por cierto, eres una artista.

Anónimo dijo...

Me encanto la novillada , hacia micho tiempo que no salia una corrida tan encastadisima ,pena que los nivilleros no estubieran a la altura de las circustancias ,fue demasiado arroz para tan poco pollo.Pero el caso fue que dieron la cara y Mingo os lo aseguro que a estas alturas continua soñando con la novillada.
Quiero resaltar la importancia que tiene el estar bien colocado para los quites o que se lo cuenten al peon Roque de Vega que esa tarde nacio sin que nadie le echara un capote al novillo, imperdonable.
Venga corridas como estas que son las que ponen a cada uno en su sitio del escalafon y el que no las quieras que se retire.