2. Welcome back. Se le dio una ovación al romperse el paseíllo y él, educado que es, la recibió desde el tercio. Todo empezaba de buen rollo. Sin rencores.
3. Los primeros lances. A la verónica, para saludar a su primero, que fue el segundo porque Ponce no iba a torear, ni de coña, el primer toro. Ponce fue Ponce en todo. Para lo bueno y para lo menos bueno. Si ves la corrida al lado de "El Litri", gran amigo, entonces fue absolutamente superior. Pero eso es en una realidad paralela.
4. Su ilusión. Se le veía contento, animado y con ganas. Yo lo recuerdo, en Madrid, más a disgusto que ayer. Por momentos parecía muy ilusionado. Parece ser que dijo al terminar que por él habría vuelto hoy mismo. Pues, mira, hueco había.
5. Por bajo. ¿Cuántas veces hemos visto ese final en sus faenas? A mí me ha gustado ver a Ponce en Madrid. A ver, que no es que me gustara o me dejara de gustar lo que hizo, es que me gustó verlo en la plaza. Es uno de los grandes y es mejor para todos que esos grandes estén en la mejor feria. Y si pudiera ser más veces, mejor. No termino de entender a las figuras que se conforman con un paseíllo en una feria de 30 tardes. Es que no lo entiendo.
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