El otro día (bueno, el de los saltillos, que no fue un día cualquiera), esperando a los toreros, que llegaron un poco más tarde de lo normal (o yo más pronto), le hice un book a este pobre caballo de picar, que aguantó estoicamente toda la sesión. Un bendito, vamos. Primero un plano amplio con vista del entorno del equino.
Contrapicado de medio cuerpo.
Siguiendo con el contrapicado, detalle de los belfos. Esto consigue un efecto ciertamente humorístico y una fotografía bastante absurda, la verdad. Esas gotas que caen no sé de qué demonios son.
Recuperando un ángulo un poco más racional, ojo del caballo. Tirado así, el caballo puede ser de picar, de tiro, de doma clásica o un participante del Grand National (al menos para los que no sabemos nada de caballos, igual un experto lo coloca al instante en la categoría correcta).
Por eso abrí un poco el plano, para que se viera el peto. Adiós a las dudas, es un caballo de picar, fijo (o uno cualquiera de los otros disfrazado en carnaval, pero no suele ser muy normal).
3 comentarios:
No te preocupes por el caballo, a esas horas seguramente ya estaba con un colocón de caballo, nunca mejor dicho. ¿No te fijaste si tenia la mirada así como perdida? ¿como de yonky?
creo que me he perdido jaqueton....
Abraham, los caballos de picar salen a la plaza con los ojos y los oídos tapados y les inyectan un tranquilizante, por lo tanto suelen estar drogados. Privación sensorial lo llaman algunos.
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