En la secuencia se puede ver como Miguel Tendero trata de no mancharle de sangre la chaqueta a su apoderado. Me parece un detalle curioso. El chaval tenía la cabeza fría para pensar en eso justo después de cortar una oreja en Madrid. Al apoderado, Gonzalo González, mil años en la cuadrilla de Caballero, tampoco le habría importado la mancha. Seguro.
A pesar de todo, lo manchó.
1 comentario:
Aparte de cuidadoso, ...brillante en su debut. Una pena que no hallas colgado ninguna fotografia.
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