martes, 20 de mayo de 2008
El Payo
Andábamos atribulados con la pérdida de Esplá (aunque llevaba ido un tiempo) y hoy se nos aparece una nueva ilusión. Somos así de veletas.
Estoy muy de acuerdo con lo que ha escrito Jandro en Toro, torero y afición. Y no sólo eso: me gusta cómo lo ha escrito. Habla de lo templado de sus galleos. En verdad lo fueron.
Este chico ya me llamó la atención en septiembre del año pasado por su voluntad de mantenerse quieto.
Además ha toreado con gusto, temple y mucho conocimiento. Demasiado casi para un novillero.
Por fortuna, ha cometido locuras propias de su condición y se ha ido a esperar la salida de su segundo novillo a los medios para darle ¡una tafallera! Hay que estar colgao. ¡Viva la locura! Obviamente, no es lo apropiado para la lidia de un novillo, menos de este encaste, pero la demostración de sus deseos de triunfo no puede escenificarse con más espectacularidad.
Y cuando uno se pone en su sitio, arriesga y no tiene intención de apartarse, le puede pasar esto. No sé qué ha sido mayor desgracia, si los pinchazos a su primero o la cogida. Si sé, como Jandro, que quiero volver a verlo pronto.
Curiosamente, a él le tocaron los novillos "buenos" de una novillada demasiado sosa de La Quinta. Supongo que el trato que les dio influiría en la mejora de su condición.
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2 comentarios:
Yo creo que es mucho mayor desgracia el fallo a espadas que la cornada, el fallo a espadas fue perder una puerta grande, una cornada sin mucha gravedad toreando así de bien debe ser una medalla para él.
Vino a triunfar... pero no diría con hambre exactamente, sino con la convicción de la valentía ética. Me encanta El Payo.
Muy pocos toreros he visto que simultaneamente den muestra de tanto arrojo y tanta elegancia.
Mano a mano con Tendero ¡ya!
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